¿Cuanto Vale la vida de un Hombre?
Se le hiela a uno la sangre leyendo ciertas cosas que salen en los recuadros de la prensa, cuando uno se informa y recaba más información de lo que ha leído, produce estupor. La actuación del Ayuntamiento de Barcelona, ese gobierno local que de la misma forma organiza un Forum aún no sé bien de qué, que deja las calles de mi dulce amiga Caramelo hechas un estercolero, es capaz de aplicar la eutanasia pasiva a uno de sus trabajadores.
A Pablo Díez Cuesta lo había acusado su empresa, Transports Municipals de Barcelona TMB, de robar un euro y diez céntimos, por parte del presidente de la empresa municipal que es el primer teniente alcalde Xavier Casas. Pablo no robó ese dinero, pese a demostrarlo hasta la saciedad, y pisando sus derechos a la presunción de inocencia, a Pablo lo votaron de la empresa sin escrúpulos. Pero el honor, es algo que se lleva dentro, que se tiene o que no se tiene. Este trabajador municipal lo tenía en cantidades industriales y calvado hasta los tuétanos, todo lo contrario que los políticos del puño y la rosa catalanes.
Pablo se suicidó colgándose en el barrio del Polvorín. A veces la presión es tan grande que puede con nosotros. Pablo no volverá a estar con nosotros. Sus familiares volverán a conciliar el sueño a duras penas, atiborrados de pastillas tranquilizantes, con exceso de sueños sumergidos por el sabor agrio que dejan las pesadillas y vagando durante el día como fantasmas sin rumbo.
En el juicio consiguiente, era prioritario que Xavier Casas no saliera en las fotos, pues la exigencia de no estigmatizar a los socialistas no sólo ha de cubrir a los presidentes de gobierno. TMB pidió que su presidente declarara por escrito (qué importantes usted Señor Casas, coño), pero la juez del 7 de lo social de Barcelona rechazó la solicitud. Llegados ahí, había que evitar el juicio. Por eso, y sólo por eso, ha acabado llegando TMB a un acuerdo con la familia de Pablo Díez: reconoce que el despido fue improcedente, se compromete a pagar a los herederos 45 días de sueldo por año trabajado, que es lo que marca la ley, y hace saber que no admite responsabilidad alguna sobre los hechos ocurridos después de la notificación.
Seguro que con esto los señores Clos y Casas duermen placidamente todos los días, a no ser que les duela la cabeza, el estómago o tengan un ataque histérico de cuernos.
Pero que sepan ustedes, que le han negado un sueño feliz a Pablo y a su familia por un mísero euro con diez céntimos, sobre sus ruines conciencias y sus repletos bolsillos recae esta eutanasia pasiva, ¿no sé si podrán dormir ? ¡Que iluso soy!, ¡seguro que lo hacen a pierna suelta, como todos los sinvergüenzas!
Primero arrebatan una vida por un euro y diez céntimos y luego vuelven a pagar para que las fotos no sean demasiado impertinentes, para que los sindicatos (cómplices en la mayoría de los casos, este no iba a ser la excepción) no levanten mucho la voz, poco las barricadas y nada medidas preventivas, para que los familiares se enluten embutidos en seda negra de alto cotudo y sólo lloren lo justito, para todo esto vuelven a pagar ustedes.
Ojala se hubiesen ahorrado el primer pago.
A Pablo Díez Cuesta lo había acusado su empresa, Transports Municipals de Barcelona TMB, de robar un euro y diez céntimos, por parte del presidente de la empresa municipal que es el primer teniente alcalde Xavier Casas. Pablo no robó ese dinero, pese a demostrarlo hasta la saciedad, y pisando sus derechos a la presunción de inocencia, a Pablo lo votaron de la empresa sin escrúpulos. Pero el honor, es algo que se lleva dentro, que se tiene o que no se tiene. Este trabajador municipal lo tenía en cantidades industriales y calvado hasta los tuétanos, todo lo contrario que los políticos del puño y la rosa catalanes.
Pablo se suicidó colgándose en el barrio del Polvorín. A veces la presión es tan grande que puede con nosotros. Pablo no volverá a estar con nosotros. Sus familiares volverán a conciliar el sueño a duras penas, atiborrados de pastillas tranquilizantes, con exceso de sueños sumergidos por el sabor agrio que dejan las pesadillas y vagando durante el día como fantasmas sin rumbo.
En el juicio consiguiente, era prioritario que Xavier Casas no saliera en las fotos, pues la exigencia de no estigmatizar a los socialistas no sólo ha de cubrir a los presidentes de gobierno. TMB pidió que su presidente declarara por escrito (qué importantes usted Señor Casas, coño), pero la juez del 7 de lo social de Barcelona rechazó la solicitud. Llegados ahí, había que evitar el juicio. Por eso, y sólo por eso, ha acabado llegando TMB a un acuerdo con la familia de Pablo Díez: reconoce que el despido fue improcedente, se compromete a pagar a los herederos 45 días de sueldo por año trabajado, que es lo que marca la ley, y hace saber que no admite responsabilidad alguna sobre los hechos ocurridos después de la notificación.
Seguro que con esto los señores Clos y Casas duermen placidamente todos los días, a no ser que les duela la cabeza, el estómago o tengan un ataque histérico de cuernos.
Pero que sepan ustedes, que le han negado un sueño feliz a Pablo y a su familia por un mísero euro con diez céntimos, sobre sus ruines conciencias y sus repletos bolsillos recae esta eutanasia pasiva, ¿no sé si podrán dormir ? ¡Que iluso soy!, ¡seguro que lo hacen a pierna suelta, como todos los sinvergüenzas!
Primero arrebatan una vida por un euro y diez céntimos y luego vuelven a pagar para que las fotos no sean demasiado impertinentes, para que los sindicatos (cómplices en la mayoría de los casos, este no iba a ser la excepción) no levanten mucho la voz, poco las barricadas y nada medidas preventivas, para que los familiares se enluten embutidos en seda negra de alto cotudo y sólo lloren lo justito, para todo esto vuelven a pagar ustedes.
Ojala se hubiesen ahorrado el primer pago.
4 comentarios
Lian -
Rafa -
Bueno, sí. Quizá debería concentrarse la gente ante el ayuntamiento de Barcelona con grandes pancartas en las que se leyese ASESINOS. Ahora sería cierto.
Capitan Calandraka -
caramelo -
Espero se atragante con el turrón!